¿Cómo cuidar tu piel en otoño? CONSEJO 2: ¡EVITA DUCHAS CON AGUA MUY CALIENTE!

Ducharse durante largos minutos bajo el agua caliente por las mañanas es casi un placer culpable, ¿o no? Nos relaja al punto de que queremos permanecer ahí por horas, más cuando nos quita el frío al levantarnos. Sin embargo, y a pesar de la rica sensación que nos genera, el agua caliente no es tan amigable como parece con nuestra piel. Si gustas de las duchas calientes, ojo con este nuevo consejo que te damos.

Como ya vimos en el consejo anterior, el agua, por esencia, siempre va a ser favorable para nuestro organismo. Por eso, no confundas tomar mucha agua (ya sea caliente o fría) con la temperatura del agua que dejas escurrir sobre tu piel.

Si bien, el agua un poco más caliente sirve para abrir nuestros poros y eliminar las células muertas, a una alta temperatura podría generar mayor resequedad en tu piel. Es por ello que nuestros especialistas en Dermoestética recomiendan usar agua tibia o fría para un óptimo cuidado. Utilizando una temperatura más baja, evitamos que la dermis quede más seca y además, ayudamos a cerrar de mejor manera nuestros poros. Para ello, también puedes dejar correr un poco de agua fría o tibia sobre toda tu piel antes de terminar tu ducha y notarás cómo se siente más firme. Así que ojo, si adoras ducharte con agua casi hirviendo, más vale comenzar a bajar la temperatura si quieres mantener tu piel en buenas condiciones.

Otra de las recomendaciones que debes tener en cuenta mientras estás bajo la ducha, es evitar el excesivo uso de jabones. Claro, a veces dejan nuestra piel tan tersa que nos encanta aplicarlos en abundancia. Pero, como bien dice el dicho, todos los excesos son malos y con los jabones no hay excepción. Abusar de su uso podrían también generar resequedad en tu piel, por ello, te recomendamos que en su lugar utilices geles o aceites de baño, que mantendrán tu piel más hidratada. ¿Y qué hacer después de la ducha? Lo recomendable es tratar de no frotar tu piel muy fuerte con la toalla y si utilizas secador de pelo, procura que sea con aire tibio y a una distancia prudente de tu cara.

¿Y qué debo aplicar en mi rostro antes de salir a la calle? ¡Continúa revisando nuestro siguiente consejo!

¿Qué hago si tengo problemas sexuales? Las dificultades que pocas mujeres confiesan

Muchas veces por miedo o por tabúes sociales, hablar sobre nuestra sexualidad o los problemas que podamos tener en torno a ella, se transforma en un callejón sin salida; no sabemos a quien acudir ni cómo solucionarlos. Por ello, la Dra. Sofía Femopase, ginecóloga y sexóloga de Clínica La Parva, nos cuenta cuáles son las preguntas más frecuentes y cómo abordarlas correctamente para que no se conviertan en un problema a largo plazo.

En primera instancia debemos aclarar que, cuando hablamos de sexo, no nos referimos simplemente a los genitales o a la reproducción, y que el sexo propiamente tal no enferma. Todos somos sujetos sexuados, hombres y mujeres, y como tal, nos sexuamos en un continuo. Es nuestra biografía que se va construyendo día a día, en conjunto a nuestra historia, nuestro estilo de vida, nuestras relaciones, nuestra idiosincrasia y la sociedad en que vivimos.

Por ello, es importante saber que desde la sexología el sexo es considerado como un valor -el cual debemos cultivar-, y que no hay patologías relacionadas al mismo, sino dificultades comunes que suelen surgir en un determinado momento.

Sin embargo, existen aspectos físicos que sí pueden generar una dificultad que antes no teníamos, como por ejemplo, alguna lesión genital que genere dolor o alteración de la sensibilidad, influyendo indudablemente en nuestra sexualidad. Otras veces también se ha resuelto una patología física o genital, pero no se ha podido mejorar la respuesta sexual. Esto suele ocurrir debido a que tiende a confundirse el sexo con los genitales y pensamos que con el simple hecho de que éstos estén sanos vamos a tener buena respuesta sexual. Si bien los genitales sienten, así como otras zonas erógenas del cuerpo, es el cerebro el que le da sentido a esas sensaciones y las interpreta como placenteras o no.

Por lo tanto, es tan importante la capacidad de sentir físicamente el estímulo placentero como de codificarlo como tal. Si logramos mediante algún tratamiento tener una sensibilidad adecuada o quitar la sensación de dolor que se había generado, el paso que sigue es demostrarle al cerebro que aquello ha cambiado y que ahora la sensación que nos va a generar el encuentro va a ser positiva.

“Cuando se presenta alguna dificultad sexual debemos trabajar sobre ello para evitar que nuestros encuentros eróticos sean negativos y generen disminución del deseo, la satisfacción y excitación, afectando a largo plazo nuestra calidad de vida”, señala la doctora Sofía Femopase, ginecóloga y sexóloga de Clínica La Parva. “Hay muchos factores que van a condicionar e influir en los encuentros eróticos entre dos personas, factores que son individuales y otros que se construyen en pareja. Una de las dificultades más comunes es la falta de comunicación, o la mala información que va a determinar que estos encuentros no sean satisfactorios. Por eso debemos dejar de lado las ¨normas¨ impuestas y construir en pareja un propio ¨arte de amar¨”, aclara.

¿Cómo superar las preocupaciones sexuales?

Cuando entendemos que los genitales son sólo los encargados de percibir los estímulos y que es el cerebro quien les da sentido a los mismos generando las emociones, vamos a condicionar nuestra respuesta sexual y consecuentemente el encuentro erótico con nuestra pareja.

Según explica la doctora Femopase, cuando se habla de sexualidad comienzan a surgir preguntas y respuestas que muchas veces no son correctamente abordadas, como por ejemplo: ¿Cuánto debe durar un encuentro erótico? ¿En cuánto tiempo debe excitarse una mujer y un hombre? ¿Cuál es el número de encuentros eróticos que una pareja debe tener? Sin embargo, no existen respuestas predeterminadas.

“Son preguntas que a diario se hacen las personas y que muchas veces por no encontrar una respuesta o por ser ésta errónea, les generan mucha angustia. Para evitar caer en eso, necesitamos entender que cada encuentro es único, que depende de sus participantes y que hay muchos factores que juegan un rol importante en ese momento”, señala la ginecóloga y sexóloga. “Hay personas que sí cuentan con herramientas para superar esa dificultad y otras que, al no poder solucionarlo por cuenta propia, necesitan un asesoramiento sexológico para lograrlo”, afirma.

Sin embargo, la doctora Sofía Femopase, señala que: “si la dificultad se origina en aspectos físicos (como cicatrices genitales, atrofia genital, alteraciones de la anatomía que generan dolor, etc.), lo ideal sería corregirlos primero y luego ver si es necesario o no el manejo sexológico”. Además, la doctora hace énfasis en la importancia de siempre cuidar y conocer nuestro cuerpo, informarnos correctamente, eliminar los tabúes sobre el sexo y fundamentalmente tener una óptima comunicación con nuestra pareja, para así evitar preocupaciones mal fundadas y tener una salud sexual sana y responsable.